miércoles, 26 de septiembre de 2012

INTERFERENCIAS (8)



Paco comenzó a pensar que estaba perdiendo el control de la situación. No le gustaba dejarse llevar por otra persona. Tenía que recuperar la situación y dominar a la muchacha, antes de que ella lo hiciera y acabara dándole la vuelta al asunto.
-No creas que te va a salir bien la jugada. – Su mirada volvió a cambiar. Ya no aparentaba esa indecisión que ella había visto hacía unos segundos. Era fría, determinante y amedrantadora.
Acercó el cuchillo hasta la pálida mejilla de la chica y apretó con firmeza, rompiendo ligeramente la piel y dejando que los capilares vertieran una gota de sangre por su rostro.
Ella contuvo  la respiración y tragó saliva. Comenzó a temblar, rompiendo por completo toda la disciplina que la había mantenido cuerda y alerta durante todo el rato. Si perdía los nervios, estaba muerta. Eso lo tenía claro.
-Aquí mando yo. Y tú vas a estar calladita, hasta que veamos ese móvil y podamos aclarar qué está pasando aquí. Luego, ya veremos si te sigo pareciendo incapaz de violarte y degollarte mientras te penetro…
Se separó de ella y lo perdió de vista. Debía de haberse situado detrás de ella, de manera que no lo veía. Pero sentía sus ojos clavados en su nuca. Estaba desconcertada.
No sabía qué estaba pasando, y quizás era un momento tan bueno como cualquier otro para recapitular y encontrar un hueco por donde maniobrar.
Comencemos. El tipo era Paco Mascilla Valor, un ingeniero de una importante compañía petrolífera con delegación en Valencia. Habían indicado que estaba en contacto con agentes de otro gobierno vendiendo información confidencial.
Había cabreado a alguien y la habían enviado a ella para quitarlo de en medio. No a cualquiera, sino a ella en concreto. Y ahora caía en que le había parecido raro, pero no demasiado extraño. ¡Qué narices! Era buena en lo suyo y ya tenia unas cuantas muescas.
Su enlace en la empresa le había dado instrucciones y había actuado según lo previsto. Pero el tipo resulta que tiene una sorpresa, como el jodido Kinder, y resultó ser un asesino y un violador. O eso quería que ella creyera.

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